Ojos que no ven


La luz se filtró por rincones que debieron mantenerse ocultos,
porque ninguno estaba preparado para conocer una verdad
enquistada en el tiempo de las sombras.
Flotando,
como un satélite,
en una órbita desconocida solo visible una noche al mes,
Cuando el telón cae en el cielo,
y la soledad ofrece malas ideas a cambio de calor.

Herencia de un infierno que acabó llegando,
incendiando hectáreas de alma desolada, 
con la misma certeza con la que la ropa caía a los pies de la cama. 

Mano temblorosa,
destino incierto,
ojos abiertos que esperan equivocarse,
sonidos sin sentido que procura no escuchar,
mientras pasos erráticos le acercan a la pesadilla oculta. 

Se detiene,
duda,
quizá no es necesario el drama,
al menos no hoy,
ni en esta vida.

Cierra la puerta a la certeza,
un día más.
¿Quizá no haya ocurrido esta vez?
Maldito cerebro que se mantiene firme mientras el corazón miente,
y las lágrimas corren,
anegando sus mejillas inocentes.

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