Caída


Solo me queda soñar,
porque la vida hace mucho tiempo que la perdí.

Sucesión de sentimientos que brotan de la nada,
que huyen sin control
alimentando una hoguera cruel,
que devora corazones condenados e incapaces de sanar.

Lágrimas que destruyen diques imperfectos
que se crearon alrededor de tu sombra,
con la finalidad de albergar el tesoro de un alma brillante
que durante años iluminó el sentido de un camino
que los dos sabíamos que conducía a la felicidad, 
pero que nos empeñamos en recorrer en dirección contraria.

Ya solo queda el silencio.

Silencio que enmudece las risas,
que cambió las carreras de niños
por pasillos que ahora cuesta recorrer,
porque al final sé que no habrá nada más que una cama vacía
en la que el diablo ha cincelado tu forma para siempre,
impregnándola de ese olor que colmó mis sentidos cada día,
y que ahora hiere,
abriendo heridas que nunca sanan,
miedos que la infancia había dejado atrás
y dolores que solo los sueños alcanzan a alejar. 

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