Hoy he soñado que me ahogaba


Hoy he soñado que me hundía,
que el mar caprichoso me abrazaba sin remedio, 
asesino,
ofreciéndome su falso cobijo, protector a la vez que cruel. 

No había frío a medida que mi cuerpo caía,
y solo el leve canto de una lejana sirena rompía el silencio atronador
en el que flotaban las burbujas que mi pecho dejaba escapar.

La luz se iba apagando a pesar de mi esfuerzo por no perderla, 
y a mi alrededor, cientos de ojos contemplaban mi descenso.

Ojos brillantes que notaba que sonreían,
que se burlaban de mi caída sin remedio, 
de mis brazos y piernas que pesaban como el plomo,
ojos que ansiaban, morbosos, contemplar mi llegada al bosque inerte de verde apagado.

No pensaba en la muerte, ni en el destino que me esperaba, 
mientras ligeros atisbos de lucidez me invitaban a desear despertar,
y escapar.

Pero no llegó una señal del mundo de los vivos, 
mi pecho ardiente se rindió a una bocanada de sal,
y mis ojos perdieron el brillo, mecidos por la calma del fondo marino. 

Hoy he soñado que me ahogaba,
solo espero poder despertar.

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