Solo quiero decir adiós


Solo quiero decir adiós,
que el velo oscuro detenga mi paso,
dejando que la negra sombra me alcance, 
y abrace para siempre mi alma.

Necesito que el llanto y el sufrimiento se detengan,
y que en el corazón de aquellos que me quisieron, 
solo permanezca un pequeño resto de melancolía y recuerdo. 

Que la luz blanca y brillante me inunde 
cuando la certeza me haga llegar al final del túnel,
bañando mi cuerpo cansado 
y liberando mi alma del cruel castigo de una naturaleza mortal. 

Que el final sea sereno, 
mientras las imágenes de toda una vida cruzan raudas ante mis ojos, 
momentos que consiguen bloquear el miedo y traer una sonrisa a mis labios, 
momentos arrancados  de los más profundo de mi mente. 

Los ojos dulces de mi abuela mientras agarra la mano de su marido eterno, 
la incredulidad ante el abandono del primer día de colegio, 
los códigos inquebrantables de la primera amistad, 
las lágrimas de una madre llena de orgullo, 
o las de un padre que reza desesperado por alargar su vida unos segundos más. 

Cada uno de los logros y los amargos fracasos, 
la desesperación de cada espera y los nervios ante la certeza,
el aleteo constante de un calendario perdiendo sus plumas, 
y el negro vacío de una consulta en la que te entregan una sentencia de muerte. 

Instantáneas que se agrupan y golpean mi cerebro exhausto, 
pero que finalmente me traen de vuelta a ti, 
llevándome al día en el que tus ojos asaltaron mi vida,
a dos manos conociéndose inocentes sobre una mesa,
al primer beso furtivo en una noche de todo o nada, 
y a las risas y lágrimas que dieron sentido a nuestro día a día. 

Imágenes que se suceden una detrás de otra, 
cambiando más y más rápido, 
hasta que se convierten en una borrosa pantalla de cine que se acaba difuminando, 
dejándome acurrucado en silencio y en la más absoluta oscuridad. 

Pero la negrura solo durará unos segundos, 
los suficientes para que de nuevo tus ojos me traigan la luz, 
para que mi cerebro caprichoso me muestre la imagen de mi vida, antes del adiós definitivo. 
La imagen de los dos juntos, mirándonos, 
con ese brillo en los ojos que nunca se perdió, 
la imagen de dos enamorados que han sobrevivido a todo, 
y que pasearán abrazados toda la eternidad. 

Ha llegado el momento de la despedida.

Solo quiero decir adiós. 

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